Desde que el equipo español Hipania Racing Team comenzó a funcionar en el mundo de la Fórmula 1 no se había visto un mayor cúmulo de rarezas, hechos inexplicables y actos incongruentes que nos hacen volver nuestros pensamientos al socorrido "todo lo español es diferente".
Cuando Adrián Campos decidió dar el salto a la F1 vendiendo su participación en el equipo de GP2 que hasta ese momento dirigía no podía imaginar que días después de anunciar a bombo y platillo el acuerdo con Dallara tendría que vender el recién estrenado Campos Meta Racing Team a José Ramón Carabante que pasó a denominarlo como su grupo de empresas, Hispania Racing Team.
Aunque siempre ha tenido gente experimentada en la dirección del equipo, Colin Kolles o Geof Willis por nombrar algunos, no podemos decir que el debut del equipo español fuera de los más normal. La primera vez que un coche HRT pisó el asfalto de un circuito de la F1 fue en la clasificatoria del GP de Bahrein (sinceramente no sé como escribir el nombre de este país con la nueva reglamentación de la RAE). Ni una sola vuelta de entrenamiento o calentamiento preparatoria puede quitarnos a los españoles el título de "en el último minuto y dando gracias a Dios".

Para el año 2011, y tras la fallida compra del equipo Toyota, se ha pensado en una combinación de Cosworth y Williams para el nuevo F111. El nuevo monoplaza se está construyendo entre Alemania y UK y son muchos los ingenieros y mecánicos españoles que han salido del proyecto para dar cabida a gente más experimentada en el mundo de la F1. Los problemas de pagos con Dallara o la salida del equipo de la FOTA por no cumplir con las cuotas por no estar de acuerdo en el reparto de los dividendos solo acrecentan la inseguridad del proyecto automovilístico español. En consecuencia ¿qué pasa con este equipo?
A mi entender hay varios aspectos que se tendrían que tener en cuenta a la hora de pensar en este proyecto tan vanguardista (recordemos que sigue siendo el primer equipo español en la F1):
Primero, el mercado de la F1 ha explotado recientemente en España. Hasta no hace mucho éramos pocos los que seguíamos las andanzas del circo y no fue hasta la llegada de Fernando Alonso cuando todo empezó a ir a más. Por ahora no sabemos si España es un país ya ligado a este deporte o si simplemente estamos rodeados de fanáticos alonsistas que desaparecerán cuando el piloto deje de competir y se vea que simplemente seguían una moda. Por ahora los españoles siguen a un piloto, no a un equipo como pasa con los italianos y Ferrari.
Segundo, dada la actual situación económica del país, las grandes marcas se apuntan al caballo ganador. Mutua Madrileña y el Banco Santander han sabido jugar bien sus cartas y rentabilizar con grado sus inversiones. Ninguna otra empresa española puede o quiere mojarse hasta que no vea resultados en el equipo, algo que define el carácter poco emprendedor de los españoles y lo poco que quieren arriesgarse en sus inversiones. Movistar sigue estando presente al patrocinar grandes premios pero no apuesta por el equipo.
Tercero, la entrada de Juan Villalonga y el patrocinio de la empresa Tata busca terminar con los problemas de financiación y sobre todo de liquidez pero aún así hay una carestía inmensa en el aspecto comercial que siga haciendo que nos preguntemos porque es el único equipo de la F1 que no tiene productos oficiales ni tienda online. Esperemos que esa situación mejore con la entrada de Daniel Simon y el nuevo diseño futurista que quiere aplicar a la imagen corporativa y a los coches de HRT.

Y quinto, el tratar de sacar provecho de los localismos, léase Región de Murcia, y los continuos cambios de sede no ayudan a solucionar los temas de financiación del equipo. Los costes de un equipo de F1 son altos y solo teniendo una gran empresa detrás y unos resultados deportivos que avalen la gestión se puede ir llamando a las puertas para solicitar ayuda o apoyo económico.
Hispania adolece hasta de ahora de profesionalidad, algo que es fácil de solucionar pero que puede acabar con el espíritu inicial del equipo. Esta empresa no puede perder su Visión ni su Misión, y ha de tener muy claras sus Debilidades y sus Amenazas para poder llegar a buen puerto.
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